La frecuencia sexual es una de las preguntas más comunes en torno a la vida íntima, pero no existe una cantidad universalmente ideal. Cada persona y cada pareja tienen ritmos distintos que dependen de factores como la edad, el estado de salud, el nivel de deseo, la dinámica de la relación y el estilo de vida. Algunas investigaciones sugieren que una frecuencia semanal puede asociarse con mayor satisfacción en pareja, pero esto no significa que menos encuentros sean un problema ni que más garantice una mejor relación. Lo importante no es la cantidad, sino la calidad y la satisfacción mutua. La comunicación abierta sobre deseos, límites y necesidades es clave para mantener una vida sexual plena y saludable. Presionarse por cumplir con un estándar externo puede generar frustración o ansiedad. En cambio, comprender que la frecuencia ideal es aquella que se adapta a la pareja o a la persona en su contexto real permite disfrutar de una sexualidad más libre, consciente y satisfactoria.